Se levantaron de madrugada y adoraron delante de Jehová. Y volviéndose, llegaron a su casa en Ramá. Elcana conoció
a Ana su mujer, y Jehová se acordó de ella. Y sucedió que a su debido tiempo, Ana concibió y dio a luz un hijo. Y le puso
por nombre Samuel, diciendo: “Porque se lo pedí a Jehová.” Después aquel hombre, Elcana, subió con toda su familia,
para ofrecer a Jehová el sacrificio anual y cumplir su voto. Pero Ana no fue, sino que dijo a su marido:
—Tan pronto como el niño sea destetado, lo llevaré para que sea presentado ante Jehová y se quede allí para
siempre.
Y después de haberlo destetado, lo llevó consigo y lo trajo a la casa de Jehová en Silo, junto con un toro de tres
años, un efa de harina y una vasija de vino. El niño era pequeño.
Después de degollar el toro llevaron el niño a Elí. Y ella dijo: ¡Oh, señor mío! Vive tu alma, oh señor mío, que
yo soy aquella mujer que estuvo de pie aquí, junto a ti, orando a Jehová. Por este niño oraba, y Jehová me ha concedido lo
que le pedí. Por eso yo también lo dedico a Jehová; y estará dedicado a Jehová todos los días de su vida. Y adoraron allí
a Jehová. (1 SAMUEL 1:19-22, 24-28)
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