Aconteció en los días en que gobernaban los jueces, que hubo hambre en el país. Entonces un
hombre de Belén de Judá fue a vivir en los campos de Moab, con su mujer y sus dos hijos. El nombre de aquel hombre era Elimelec;
el nombre de su mujer era Noemí, y los nombres de sus dos hijos eran Majlón y Quelión. Pero Elimelec, marido de Noemí, murió;
y ella quedó con sus dos hijos, los cuales tomaron para sí mujeres moabitas. El nombre de una era Orfa; y el de la otra, Rut.
Habitaron allí unos diez años. Y murieron también los dos, Majlón y Quelión, quedando la mujer sin sus dos hijos y sin su
marido.
Entonces Noemí dijo a sus dos nueras: Id y volveos, cada una a la casa de su madre. Que Jehová
haga misericordia con vosotras, como la habéis hecho vosotras con los difuntos y conmigo. Jehovah os conceda hallar descanso,
cada una en la casa de su marido.
Pero Rut respondió: No me ruegues que te deje y que me aparte de ti; porque a dondequiera
que tú vayas, yo iré; y dondequiera que tú vivas, yo viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios. Donde tú mueras,
yo moriré; y allí seré sepultada. Así me haga Jehová y aun me añada, que sólo la muerte hará separación entre tú y yo. Así
volvió Noemí con su nuera, Rut la moabita. Volvieron de los campos de Moab y llegaron a Belén al comienzo de la siega de la
cebada. (RUT 1:1, 2a, 3-5, 8, 9a, 16, 17, 22)
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