Ahora pues, temed a Jehová. Servidle con integridad y con fidelidad. Quitad de en medio los
dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del Río y en Egipto, y servid a Jehová. Pero si os parece mal servir
a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis: si a los dioses a los cuales servían vuestros padres cuando estaban al otro lado del
Río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis. Pero yo y mi casa serviremos a Jehová.
Entonces el pueblo respondió diciendo: ¡Lejos esté de nosotros el abandonar a Jehová para
servir a otros dioses!
Porque Jehová, nuestro Dios, es el que nos sacó a nosotros y a nuestros padres de la tierra
de Egipto, de la casa de esclavitud. Delante de nuestros ojos él ha hecho estas grandes señales, y nos ha guardado en todo
el camino por donde hemos andado y en todos los pueblos por los cuales hemos pasado.
Jehová ha arrojado de delante de nosotros a todos los pueblos, y a los amorreos que habitaban
en el país. Nosotros también serviremos a Jehová, porque él es nuestro Dios.
Entonces Josué dijo al pueblo: No podréis servir a Jehová, porque él es un Dios santo y un
Dios celoso. El no soportará vuestras rebeliones ni vuestros pecados. Si vosotros dejáis a
Jehová y servís a dioses extraños, él se volverá y os castigará, y os exterminará después
de haberos hecho bien.
Entonces el pueblo dijo a Josué. ¡No, sino que a Jehová serviremos! (JOSUÉ 24:14-21
Volver a Julio