¿Qué Dios hay como tú, que perdona la maldad y olvida el pecado del remanente de su heredad?
No ha guardado para siempre su enojo, porque él se complace en la misericordia. Volverá a compadecerse de nosotros.
Pisoteará nuestras iniquidades y echará nuestros pecados en las profundidades del mar. Concederás
la verdad a Jacob y a Abraham la lealtad que juraste a nuestros padres desde tiempos antiguos.
Y éste es el mensaje que hemos oído de parte de él y os anunciamos: Dios es luz, y en él no
hay ningunas tinieblas. Si decimos que tenemos comunión con él y andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad.
Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de su
Hijo Jesús nos limpia de todo pecado.
Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en
nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. Pero
si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros. (MIQUEAS 7:18-20;
1 JUAN 1:5-10)
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