No seáis como vuestros padres y como vuestros hermanos, que actuaron con infidelidad a Jehová,
Dios de sus padres, por lo cual él los entregó a la desolación, como vosotros veis. Ahora pues, no endurezcáis vuestra cerviz
como vuestros padres. Someteos a Jehová, y venid a su santuario que él ha santificado para siempre. Servid a Jehová vuestro
Dios, y el furor de su ira se apartará de vosotros. Porque si os volvéis a Jehová, vuestros hermanos y vuestros hijos hallarán
misericordia delante de quienes los llevaron cautivos, y volverán a esta tierra. Porque Jehová vuestro Dios es clemente y
misericordioso, y si vosotros os volvéis a él, no esconderá de vosotros su rostro.
Clemente y compasivo es Jehová, lento para la ira y grande en misericordia.
Bueno es Jehová para con todos, y su misericordia está en todas sus obras.
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de
toda consolación, quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones. De esta manera, con la consolación con que nosotros
mismos somos consolados por Dios, también nosotros podemos consolar a los que están en cualquier tribulación. Porque de la
manera que abundan a favor nuestro las aflicciones de Cristo, así abunda también nuestra consolación por el mismo Cristo.
(2 CRÓNICAS 30:7-9; SALMOS
145:8, 9: 2 CORINTIOS 1:3-5)
Volver a Junio