Y viendo los hermanos de José que su padre
había muerto, dijeron: Quizás José nos tenga rencor y nos devuelva todo el mal que le ocasionamos.
Y enviaron a decir a José: Tu padre nos
mandó antes de su muerte que te dijéramos: “Así diréis a José: ‘Por favor, perdona la maldad de tus hermanos y
su pecado, porque te trataron mal.’”
Por eso, te rogamos que perdones la maldad
de los siervos del Dios de tu padre.
José lloró mientras le hablaban. Entonces
lloraron también sus hermanos, y postrándose delante de él le dijeron: Aquí nos tienes como siervos tuyos.
Pero José les respondió: No temáis. ¿Estoy
yo acaso en el lugar de Dios?
Vosotros pensasteis hacerme mal, pero
Dios lo encaminó para bien, para hacer lo que vemos hoy: mantener con vida a un pueblo numeroso. Ahora pues, no tengáis miedo.
Yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos.
Así les confortó y les habló al corazón.
Luego José dijo a sus hermanos: Voy a
morir, pero Dios ciertamente os visitará con su favor y os hará subir de esta tierra a la tierra que juró dar a Abraham, a
Isaac y a Jacob. (Génesis 50.15-21,24)
Y sabemos que Dios hace que todas las
cosas ayuden para bien a los que le aman, esto es, a los que son llamados conforme a su propósito. (Romanos 8.28)
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relacionados:
GÉNESIS 37-50; ÉXODO 1; 13:17-19; JOSUÉ 24:32; SALMO 105:7-25;
HEBREOS 11:21, 22
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