El hombre conoció a Eva su mujer, la cual
concibió y dio a luz a Caín. Entonces ella dijo: “¡He adquirido un varón de parte de Jehová!” Después dio a luz
a su hermano Abel. Y Abel fue pastor de ovejas, y Caín labrador de la tierra.
Aconteció después de un tiempo que Caín
trajo, del fruto de la tierra, una ofrenda a Jehová. Abel también trajo una ofrenda de los primerizos de sus ovejas, lo mejor
de ellas. Y Jehová miró con agrado a Abel y su ofrenda, pero no miró con agrado a Caín ni su ofrenda. Por eso Caín se enfureció
mucho, y decayó su semblante. Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has enfurecido? ¿Por qué ha decaído tu semblante? Si
haces lo bueno, ¿no serás enaltecido? Pero si no haces lo bueno, el pecado está a la puerta y te seducirá; pero tú debes enseñorearte
de él.
Caín habló con su hermano Abel. Y sucedió
que estando juntos en el campo,
Caín se levantó contra su hermano Abel
y lo mató. Entonces Jehová preguntó a Caín: ¿Dónde está tu hermano Abel?
Y respondió: No sé. ¿Soy yo acaso el guarda
de mi hermano?
Le preguntó: ¿Qué has hecho? La voz de
la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra. Ahora pues, maldito seas tú, lejos de la tierra que abrió su boca para
recibir de tu mano la sangre de tu hermano. Cuando trabajes la tierra, ella no te volverá a dar su fuerza. Y serás errante
y fugitivo en la tierra. (Génesis 4:1-12)
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