Entonces
dijo Dios: “Sea la luz”, y fue la luz. Dios vio que la luz era buena, y separó Dios la luz de las tinieblas. Dios
llamó a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y fue la mañana del primer
día. (Génesis 1.3-5)
Ciertamente
tú eres mi lámpara, oh Jehová; Jehová ilumina mis tinieblas. (2 Samuel 22.29)
Jehová es
mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién me he de atemorizar? (Salmo 27.1)
Jesús les
habló otra vez a los fariseos diciendo: Yo soy la luz del mundo. El que me sigue nunca andará en tinieblas, sino que tendrá
la luz de la vida. (Juan 8.12)
Ya no habrá
más maldición. Y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le rendirán culto. Verán su rostro, y su nombre
estará en sus frentes. No habrá más noche, ni tienen necesidad de luz
de lámpara, ni de luz del sol; porque el Señor Dios alumbrará sobre ellos, y reinarán por los siglos de los siglos. (Ap. 22.3-5)
Favor leer estos pasajes relacionados:
LEVÍTICO 24:1-4; JOB 24:13-17; 38:8-20; JUAN 3:19-21;
1 JUAN 1:5-8