Los mártires decapitados.
(Apocalipsis 6:9) Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido
muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían. {v. 10} Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo,
Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra? {v. 11} Y se les dieron vestiduras
blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus
hermanos, que también habían de ser muertos como ellos.
Al abrir el quinto sello, la escena se cambia por completo y en lugar de la obra de los “cuatro jinetes”,
Juan, ve ahora, bajo el altar las almas de los que habían sido muertos y que “clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta
cuando, Señor, Santo y Verdadero?” Apocalipsis 6. 9-10 ¿Quiénes son ellos? El hecho de que sus almas están debajo del
altar prueba que son mártires, ofrecidos en “sacrificios”, no son mártires de edades pasadas, porque ellos habían
resucitado y habían sido arrebatados con la iglesia y están en la gloria con cuerpos glorificados. Estos mártires son aquellos
que han de ser muertos “a causa de la palabra de Dios y a causa de su testimonio” después de la traslación de
la iglesia. Jesús los mencionó en Mateo 24.9, son los mártires al principio de la gran tribulación. Sus consiervos y sus hermanos
“que hubiesen de ser muertos, así como ellos”, v.11. Son los mártires al principio de la gran tribulación. Los
que serán muertos al fin del mismo periodo. Apocalipsis 20.4, estos son “los santos del Altísimo” ha quienes vio
Daniel como herederos del “reino eterno”. Daniel 7.27.
La palabra muerto del griego sphazo es la misma que se usa para indicar la muerte que sufrió el Señor Jesucristo
como para estos mártires que significa literalmente “despedazados”. Estas almas debajo del altar son uno
de los resultados de la tiranía del gobierno del anticristo, pues aquellos que se convertirán al evangelio durante la Gran
tribulación serán muertos sin piedad, torturados, sufrirán la crueldad y como la palabra sphazo indica, serán martirizados
hasta la muerte, la misma palabra de Dios dice que serán decapitados o sea les cortaran la cabeza. Estos son las personas
que no tomaron en serio la palabra de Dios en el tiempo de la Gracia. Son los
cristianos de nombre, aquellos que van a las iglesias y no toman una decisión firme, están en la iglesia pero están haciendo
cosas del mundo, cosas que manchan la santidad de Dios.
Estos son los que no fueron arrebatados en el rapto de la iglesia, los que serán dejados para la gran tribulación. Estos
creyentes tendrán que elegir entre ser sellados con la marca de la bestia o el 666 sin poder comprar ni vender o ser mártires,
en otras palabras tendrán que elegir en ese momento de prueba, el ser atormentados, masacrados, asesinados con toda la furia
del hombre de pecado. Estos son los invitados a las bodas del cordero pero no son la novia de Jesucristo, porque la plenitud
de la Iglesia ya habrá sido arrebatada en el rapto por el Señor Jesús. Con el arrebatamiento de la iglesia se quita lo que
impedía la revelación del anticristo, el Espíritu Santo y con la manifestación del anticristo comienzan los juicios de Dios sobre la tierra.
¿Por qué se les llama mártires? No todos los que mueren son mártires. Si esto es así, diremos que no es la muerte lo que hace a la persona un mártir, sino la causa por la cual esa persona muere. Sabemos
que durante este periodo de tribulación morirán millones y millones de personas bajo los primeros sellos. Sin embargo, ellos
no son mártires. Es la razón por la cual fueron muertos las almas que están debajo del altar que los hace verdaderos mártires:
Dice el versículo 9 "...los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían".
..."Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los
que moran en la tierra? ¿Por qué claman ellos? Claman porque no tienen cuerpo,
no tienen gloria. Aún no están glorificados, es necesario que el resto de los
hermanos que todavía no han muerto en la tribulación se hagan presentes delante del Señor.
Estas almas, ya separadas de sus cuerpos carnales, son conscientes, y pueden hablar y clamar, como se ve el versiculo10,
“fue dado a cada uno de ellos una ropa blanca” y se les dice que “descansen todavía un poco.” Esto
prueba que no hay tal cosa como “sueño del alma” como muchos enseñan. La sangre por la cual demandan la venganza
representa la vida en carne. En el AT la sangre era derramada debajo del altar del holocausto (Lev. 4:7). Esto indica
que su muerte por martirio es vista como un sacrificio en el altar en el cielo, así que lo que Juan vio aquí son las vidas que habían sido devotas a Dios a costo del martirio,
a costo de su cabeza, a costo de la persecución de la bestia.
En el Antiguo Testamento la sangre era derramada debajo del altar del holocausto Levítico 4:7 dice:
“El sacerdote
pondrá también de esa sangre sobre los cuernos del altar del incienso aromático que está en la tienda de reunión delante del
Señor, y derramará toda la sangre del novillo al pie del altar del holocausto que está a la
puerta de la tienda de reunión.
Esto indica que su muerte por martirio es vista como un sacrificio en el altar en el cielo. Estos
mártires habían ofrecido sus cuerpos como un sacrificio vivo (Ro. 12:1). Juan vio sus almas así que ellos estaban vivos, lo
cual demuestra que aunque el hombre puede destruir el cuerpo no puede destruir el alma. Mateo 10:28 dice: “Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; más bien temed a aquel que puede hacer perecer1 tanto el
alma como el cuerpo en el infierno”.
Concluimos diciendo, que el mensaje que Dios nos da es que debemos ser fieles hasta el final y aprovechar este periodo
de gracia en el presente y estar preparados para cuando el Señor venga a levantar a su iglesia todos los que hemos creído
en el Señor Jesús y le hemos entregado nuestra vida a Él (el Señor Jesús) nos guarde de esa terrible prueba que pasaran aquellos
que no estén firmes en el Señor.
Bendiciones.
Hno. Fredy Monterroza.