Entonces, como
escogidos de Dios, santos y amados, revestíos de tierna compasión, bondad , humildad, mansedumbre y paciencia soportándoos unos a otros y perdonándoos unos a otros, si alguno tiene queja contra otro; como Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. (Col. 3:12-13). BLA
Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad,
amabilidad y paciencia, de modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como
el Señor los perdonó, perdonen también ustedes. (Col. 3:12-13). NVI
No podemos, ni siquiera pensar que un cristiano decida voluntariamente no perdonar. Todos los que hemos sido
perdonados por Dios, no tenemos ningún derecho a negar el perdón a nuestros semejantes. La Biblia dice que todos somos pecadores
y que no hay ni un justo delante de los ojos de Dios.
Por su gracia y su amor hemos sido perdonados por medio de Jesucristo su amado hijo que dio su vida en el calvario.
Ahora como creyentes somos aceptados como hijos de Dios y perdonados por todas aquellas cosas que hacíamos y que desagradaban
al Señor.
Puesto que Dios nos manda perdonar a otros, negarse a hacerlo es un acto directo de desobediencia hacia él.
Dicho de otra manera negarse a perdonar es un pecado mortal, un pecado horrible.
Recuerda, el perdón refleja el carácter de Dios. La falta de perdón es impiedad que refleja todo lo opuesto
al carácter de Dios. Eso significa que no perdonar es igual al pecado de la fornicación, adulterio, ebriedad, robos, crímenes,
etc.
Vivamos la vida como: escogidos de Dios, santos, amados; bondadosos, humildes, y
amables teniendo paciencia en todo para todo.
Bendiciones.
Hno. Fredy Monterroza.
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