18 Cuando yo decía:
“Mi pie resbala”, tu misericordia, oh Jehová, me sustentaba. 19 En la multitud de mis pensamientos dentro de mí, tus
consolaciones alegraban mi alma. (Salmo 94:18)
Cuando
algunas personas empiezan mal su día, pierden el equilibrio y tropiezan el resto del día, y pareciera que ese día nunca terminara.
Si alguien nos ofende en la mañana, el enojo nos mantiene a la defensiva. Si empezamos el día corriendo, pareciera que nunca
paramos de correr. PERO hoy nuestros pies pueden estar plantados firmemente en la palabra de Dios.
No
hay un día malo cuando la palabra de Dios nos apoya, nos fortalece y nos guía durante todo el día.
Esa fue la razón por la que el salmista dijo: cuando yo decía, “mi pie resbala”, tu misericordia,
oh Jehová, me sustentaba tus consolaciones alegraban mi vida.”
Bendiciones.
Hno.
Fredy Monterroza.
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