Mis
ojitos están siempre dirigidos a ti y te observan noche y día.
Mis
orejitas captan rápidamente todo lo que dices.
Mis
manitas están ansiosas por hacer todo lo que tú haces.
Soy
un niñito que sueño que llegue el día de parecerme a ti.
Eres
mi ídolo, el mayor de los sabios.
En
mi pequeña mente nunca surge la menor sospecha de ti.
Creo
en ti con devoción, sostengo lo que dices y haces.
Lo
haré igual que tu y lo diré a tu manera cuando crezca.
Cree
que siempre tienes la razón.
Cada
día con todo lo que haces, me sirves de ejemplo.
Y
espero con ansias crecer, ¡para parecerme a ti!
Volver a Reflexiones