Cuenta la historia que había dos leñadores cortando
árboles en una montaña. Uno de ellos trabajaba incansablemente, talando árboles sin apenas descansar.
Pero al final del día no había cortado ni siquiera
la mitad de los árboles, que había cortado el otro leñador. El segundo leñador,
paraba continuamente para descansar unos minutos y se sentaba bajo la sombra de un árbol.
El primer leñador no comprendía como él, trabajando
sin parar durante toda la jornada, cortaba menos árboles que el otro leñador.
El segundo leñador, mientras descansaba; ¡Afilaba
su hacha!
Algunas veces olvidamos con tanta facilidad,
que por no trabajar tan duro, obtendremos buenos resultados. Es mejor detenerse por un instante y meditar en un buen método
para lograr mejores objetivos en la vida. Haciendo esto, nos evitaremos un mal día, un mal resultado, y por sobre todo nos
evitaremos frustraciones innecesarias. Estas frustraciones muchas veces impelen a algunos a querer abandonar sus proyectos,
que lo único que necesitan es detenerse por un momento y buscar una solución adecuada.
Por eso, en referencia al segundo leñador, debemos
también nosotros afilar el hacha. Tener objetivos claros, bien definidos, y el resultado será exitoso y traerá gozo a tu vida.
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