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Piensa en el mundo, con su gente, su historia, su presente y futuro. Míralos y trata de buscar un sentido a sus vidas, es posible que pienses que sería muy difícil generalizar a todas las personas, ya que cada ser humano crea su propio universo viviente. Entonces, si tuviéramos que pensar en algo que nos uniera a todos por igual ¿qué sería? ¿La libertad? ¿La vida misma? ¿El simple hecho Ser? o quizás el Amor.

 

Si fuese la Libertad, qué significaría ella para nosotros:  el andar sin cadenas que nos aten, el poder mirar el sol sin una reja que empañe su luz, el levantar las manos y gritar a los cuatro vientos mientras corremos desenfrenados por la vida, el poder movernos titubeantes cambiando el rumbo cuando deseemos.  Si realmente la Libertad fuera el sentir que nos une a todos nosotros,

NO existirían las cárceles,

NO existirían las enfermedades mentales,

NO habría jóvenes drogándose para tratar de escapar de sus celdas personales,

NO existirían los raptos,

NO existiría el miedo.

Creo que la Libertad NO es nuestro punto de encuentro.

 

Si fuese la Vida Misma, qué significaría ella para nosotros: el nacer, crecer y morir, el tener la posibilidad de ver el mundo tal y como es, el salir a competir por un espacio de protagonismo en este gran escenario, el llenar de aire nuestros pulmones para reanimar nuestro corazón.

Si realmente la Vida Misma fuera nuestro real objetivo,  NO existirían las clínicas de aborto, NO existiría la pena de muerte, NO existirían los asesinatos, NO existiría la muerte.

Creo que la Vida Misma NO tiene un real valor para unirnos a todos y seguirla a ella.

 

Si fuese el Hecho mismo de Ser, qué significaría para nosotros: poder sentir el latir de nuestro corazón, para ocupar parte en algún registro, el estar incluido en alguna actividad donde necesiten de nuestra presencia, el sentirnos útiles al mundo, el dejar huellas sobre la tierra que pisamos.

Si simplemente el Hecho de Ser fuera nuestra meta a seguir,

NO existiría la discriminación,

NO existiría el abandono infantil,

NO existirían los hogares de acogida a los ancianos,

NO existiría la violencia,

NO existiría el anonimato.

Creo que el simple Hecho de Ser NO es lo suficientemente fuerte como para que todos nos aferremos de él.

 

Pero ¿Si fuese el Amor?, qué significaría para nosotros:  Sería semejante al aire que acaricia cada poro de nuestra piel, refrescando consigo nuestra cansada y agotada existencia, sería semejante a las olas del mar, que con su ir y venir infunden paz, tranquilidad y sosiego a nuestra alma, sería como el amanecer, tan único y perfecto que no alcanzas a distinguir sus comienzos cuando ya estás todo iluminado por sus rayos de vida, sería como el susurro de un ave o la suave melodía de un arroyo corriendo hacia las muchas aguas, quizás como el nacer de una flor o la transformación de una oruga a mariposa,  la risa de un niño que reposa en los brazos de su madre o el esfuerzo de un padre por llevar el alimento a su familia.

Las palabras se agotan, pero aún así el Amor continua viviendo, y querámoslo o no, él es el motor de nuestra existencia y quién sino él que nos da la posibilidad de ser libres, él nos enseña lo que es vivir, él nos moldea para que seamos lo que somos.

Sin Amor nada de lo que hoy es existiría, tú ni yo, él ni ella, todos nosotros hubiésemos estado condenados a una vida entre sombras, de no ser por que alguien nos Amó primero, que vio en esta gente humana una luz de esperanza, un pequeño destello que podría transformarse en todo un sol.

Este Ser, nos regalo el Amor encarnado, lo hizo descender del mismo cielo y lo posó en un pesebre para que pudiésemos estar cerca de él, no escatimó perdida alguna porque creyó en nosotros.

Hoy gozamos de esta anciana decisión que se renueva en nuestro corazón día a día, la cual nos hace esforzarnos por un mañana diferente.

Creo que es el Amor el verdadero lazo que une al mundo y nos conecta con Dios.

 

El nombre del Amor es... JESÚS

"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna."

(Juan 3:16)

Autor: Andrés Alejandro Santibáñez.