Entonces descendió Jehová en la nube,
y se presentó allí a Moisés; y éste invocó el nombre de Jehová. Jehová pasó frente a Moisés y proclamó: ¡Jehová, Jehová, Dios
compasivo y clemente, lento para la ira y grande en misericordia y verdad, que conserva su misericordia por mil generaciones,
que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado; pero que de ninguna manera dará por inocente al culpable; que castiga la
maldad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, sobre la tercera y sobre la cuarta generación! (Éxodo
34.5-7)
El ama la justicia y el derecho;
de la misericordia de Jehová está llena la tierra. (Salmo 33.5)
Porque de tal manera amó Dios al mundo,
que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna. (Juan 3.16)
Pero Dios demuestra su amor para con nosotros,
en que siendo aún pecadores,
Cristo murió por nosotros. (Romanos 5.8)
Por lo cual estoy convencido de que ni
la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo porvenir, ni poderes, ni lo alto, ni lo profundo,
ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo. (Romanos 8.38)
Jesús, Señor nuestro. Dios es amor. Y
el que permanece en el amor permanece en Dios, y Dios permanece en él. (1 Juan 4.16b)
Lea estos pasajes relacionados:
SALMO 136; JEREMÍAS 31:3-6; SOFONÍAS 3:16,
17; 1 JUAN 4:7-21
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