La Biblia Reina Valera

Job 18     

Job

Indice

Capítulo 19

Y RESPONDIO Job, y dijo:

¿Hasta cuándo angustiaréis mi alma, Y me moleréis con palabras?

Ya me habéis vituperado diez veces: ¿No os avergonzáis de descomediros delante de mí?

Sea así que realmente haya yo errado, Conmigo se quedará mi yerro.

Mas si vosotros os engrandeciereis contra mí, Y adujereis contra mí mi oprobio,

Sabed ahora que Dios me ha trastornado, Y traído en derredor su red sobre mí.

He aquí yo clamaré agravio, y no seré oído: Daré voces, y no habrá juicio.

Cercó de vallado mi camino, y no pasaré; Y sobre mis veredas puso tinieblas.

Hame despojado de mi gloria, Y quitado la corona de mi cabeza.

Arruinóme por todos lados, y perezco; Y ha hecho pasar mi esperanza como árbol arrancado.

E hizo inflamar contra mí su furor, Y contóme para sí entre sus enemigos.

Vinieron sus ejércitos á una, y trillaron sobre mí su camino, Y asentaron campo en derredor de mi tienda.

Hizo alejar de mí mis hermanos, Y positivamente se extrañaron de mí mis conocidos.

Mis parientes se detuvieron, Y mis conocidos se olvidaron de mí.

Los moradores de mi casa y mis criadas me tuvieron por extraño; Forastero fuí yo en sus ojos.

Llamé á mi siervo, y no respondió; De mi propia boca le suplicaba.

Mi aliento vino á ser extraño á mi mujer, Aunque por los hijos de mis entrañas le rogaba.

Aun los muchachos me menospreciaron: En levantándome, hablaban contra mí.

Todos mis confidentes me aborrecieron; Y los que yo amaba, se tornaron contra mí.

Mi cuero y mi carne se pegaron á mis huesos; Y he escapado con la piel de mis dientes.

Oh vosotros mis amigos, tened compasión de mí, tened compasión de mí; Porque la mano de Dios me ha tocado.

¿Por qué me perseguís como Dios, Y no os hartáis de mis carnes?

¡Quién diese ahora que mis palabras fuesen escritas! ¡Quién diese que se escribieran en un libro!

¡Que con cincel de hierro y con plomo Fuesen en piedra esculpidas para siempre!

Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo:

Y después de deshecha esta mi piel, Aun he de ver en mi carne á Dios;

Al cual yo tengo de ver por mí, Y mis ojos lo verán, y no otro, Aunque mis riñones se consuman dentro de mí.

Mas debierais decir: ¿Por qué lo perseguimos? Ya que la raíz del negocio en mí se halla.

Temed vosotros delante de la espada; Porque sobreviene el furor de la espada á causa de las injusticias, Para que sepáis que hay un juicio.

Job 20

 

 

 

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