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La torre del arrepentimiento
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Y él fue por toda la región contigua al Jordán, predicando un bautismo de arrepentimiento para el perdón de los pecados;  como está escrito en el libro de las palabras del profeta Isaías: Voz del que clama en el desierto: “Preparad el camino del Señor,  haced derechas sus sendas   “Todo valle será rellenado,   y todo monte y collado rebajado; lo torcido se hará recto,  y las sendas ásperas se volverán caminos llanos;  y toda carne vera la salvación de Dios.” Por eso, decía a las multitudes que acudían para que él las bautizara: ¡Camada de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira que vendrá?  Por tanto, dad frutos dignos de arrepentimiento; y no comencéis a deciros a vosotros mismos: “Tenemos a Abraham por padre”, porque os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham de estas piedras.  Y también el hacha ya está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado al fuego.  Y las multitudes le preguntaban, diciendo: ¿Qué, pues, haremos?  Respondiendo él, les decía: El que tiene dos túnicas, comparta con el que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo.  Vinieron también unos recaudadores de impuestos para ser bautizados, y le dijeron: Maestro, ¿qué haremos?  Entonces él les respondió: No exijáis más de lo que se os ha ordenado.  También algunos soldados le preguntaban, diciendo: Y nosotros, ¿qué haremos? Y él les dijo: A nadie extorsionéis, ni a nadie acuséis falsamente, y contentaos con vuestro salario. Lucas 3.3-14 BLA

En Escocia había una torre que se llamaba “La Torre del Arrepentimiento”. En cierta ocasión un barón inglés, al caminar cerca de la torre, vio a un pastorcito que estaba tendido sobre el césped y leyendo atentamente la Biblia.

¿Qué estás leyendo, muchacho? —preguntó el barón ingles.

La Biblia, señor —respondió el niño.

¡La Biblia! Tú debes ser más sabio que el cura párroco. ¿Puedes decirme cuál es el camino para ir al cielo?

En seguida el pastorcito, sin desconcertarse por el tono burlón de aquel hombre, repuso:

Sí señor, puedo: usted debe tomar el camino hacia aquella torre.

El barón se dio cuenta de que el niño había aprendido muy bien la lección de su Libro, y después de pronunciar una insolencia siguió su camino en silencio.

 El pastorcito le mostro a aquel hombre el camino de “La Torre del Arrepentimiento”. El mundo entero debía saber que Jesucristo dio su vida en un madero para que todos vengamos arrepentidos en suplica de misericordia para nuestra vida.

 

Bendiciones

Hno. Fredy Monterroza.

 

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