Y ella le dijo: ¿Cómo, pues, dices: “Yo te amo”, siendo que tu corazón no está
conmigo?
Ya son tres veces las que te has burlado de mí, y no me has revelado en qué consiste tu gran
fuerza.
Y aconteció que como ella le presionaba todos los días con sus palabras y le importunaba,
el alma de él fue reducida a mortal angustia. Entonces le descubrió todo su corazón y le dijo: —Nunca pasó una navaja
sobre mi cabeza, porque soy nazareo de Dios desde el vientre de mi madre. Si soy rapado, entonces mi fuerza se apartará de
mí, me debilitaré y seré como un hombre cualquiera.
Viendo Dalila que él le había descubierto todo su corazón, envió a llamar a los jefes de los
filisteos, diciendo: “Venid esta vez. Porque él me ha descubierto todo su corazón.” Entonces los jefes de los
filisteos fueron a ella, llevando el dinero en la mano.
Ella hizo que él se durmiese sobre sus rodillas. Llamó a un hombre, quien le rapó los siete
mechones de su cabeza. Entonces ella comenzó a atormentarlo, pues su fuerza se había apartado de él. Y ella le dijo: ¡Sansón,
los filisteos sobre ti!
El se despertó de su sueño y pensó: “Saldré como las otras veces y me escaparé.”
Pero no sabía que Jehová ya se había apartado de él. Entonces los filisteos le echaron mano, le sacaron los ojos y lo llevaron
a Gaza. Y lo ataron con cadenas de bronce, para que moliese en la cárcel. (JUECES 16:15-21)
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