Coré hijo de Izjar, hijo de Cohat, hijo de Leví; Datán y Abiram, hijos de Eliab, y On hijo
de Pelet, hijos de Rubén, tomaron gente y se levantaron contra
Moisés, junto con 250 hombres de los hijos de Israel, dirigentes de la congregación, nombrados
de la asamblea y hombres de renombre. Ellos se juntaron contra Moisés y contra Aarón, y les dijeron: ¡Basta ya de vosotros!
Porque toda la congregación, todos ellos son santos, y Jehová está en medio de ellos. ¿Por qué, pues, os enaltecéis vosotros
sobre la asamblea de Jehovah?
Cuando Moisés lo oyó, se postró sobre su rostro, y habló a Coré y a todo su grupo, diciendo:
Jehová dará a conocer mañana por la mañana a los que son suyos. A quien sea santo lo hará que se acerque a él, a quien escoja
lo hará que se acerque a él. Haced esto, Coré y todo tu grupo: Tomad incensarios. Mañana poned fuego en ellos, y poned en
ellos incienso delante de Jehová. El hombre a quien Jehová escoja, aquél será santo. ¡Basta ya de vosotros, o hijos de Leví!
Coré ya había reunido contra ellos a toda la congregación a la entrada del tabernáculo de reunión. Entonces la gloria de Jehová
apareció a toda la congregación. La tierra abrió su boca y se los tragó a ellos, a sus familias y a todos los hombres que
eran de Coré, junto con todos sus bienes. Ellos con todo lo que tenían descendieron vivos al Seol. La tierra los cubrió, y
perecieron en medio de la asamblea. (NÚMEROS
16:1-7, 19, 32, 33)
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