Moisés y Aarón se postraron sobre sus rostros delante de toda la asamblea de la congregación
de los hijos de Israel. Entonces Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Jefone, que estaban entre los que habían ido a explorar
la tierra, rompieron sus vestiduras y hablaron a toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo: La tierra por donde
pasamos para explorarla es buena en gran manera. Si Jehová se agrada de nosotros, nos introducirá en esa tierra. El nos entregará
la tierra que fluye leche y miel. Sólo que no os rebeléis contra Jehová, ni temáis al pueblo de esa tierra, porque serán para
nosotros pan comido. Su protección se ha apartado de ellos, mientras que con nosotros está Jehová. ¡No los temáis!
Entonces Jehová habló a Moisés y a Aarón diciendo: ¿Hasta cuándo he de soportar a esta perversa
congregación que se queja contra mí? ¡Yo he oído las quejas que los hijos de Israel hacen contra mí! Diles: ¡Vivo yo, dice
Jehová, sino hago con vosotros conforme a lo que habéis hablado a mis oídos! En este desierto caerán vuestros cadáveres, todos
los que fuisteis contados en vuestro censo, de 20 años para arriba, y que habéis murmurado contra mí. A la verdad, no sois
vosotros los que entraréis en la tierra por la cual alcé mi mano jurando que os haría habitar en ella, con la excepción de
Caleb hijo de Jefone y de Josué hijo de Nun.
Conforme al número de los 40 días en que explorasteis la tierra, cargaréis con vuestras iniquidades
durante 40 años: un año por cada día. Así conoceréis mi disgusto.
¿Qué, pues, diremos frente a estas cosas? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?
(NÚMEROS 14:5-9, 26-30, 34; ROMANOS 8:31)
Volver a Junio