¡Levántate, oh Jehová, con tu furor!
Alzate contra la ira de mis angustiadores, y despierta el juicio que has ordenado para mí.
Entonces te rodeará la congregación de los pueblos, y hacia ella vuélvete en lo alto.
Jehová juzgará a los pueblos; júzgame, oh Jehová, de acuerdo con mi justicia y mi integridad.
Acábese ya la maldad de los impíos, y establece al justo; pues el Dios justo pone a prueba
los corazones y las conciencias.
Mi escudo está en Dios, quien salva a los de recto corazón.
Dios es el que juzga al justo; es un Dios que emite sentencia cada día.
He aquí vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David un Retoño justo.
Reinará un Rey que obrará con inteligencia y que practicará el derecho y la justicia en la
tierra. En sus días será salvo Judá, e Israel habitará seguro. Y este es el nombre con el cual será llamado: ‘Jehovah,
justicia nuestra.’
Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis. Y si alguno peca, abogado tenemos
delante del Padre, a Jesucristo el justo. El es la expiación por nuestros pecados, y no solamente por los nuestros, sino también
por los de todo el mundo. (SALMO 7:6-11; JEREMÍAS 23:5, 6; 1 JUAN 2:1,
2)
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