No codiciarás la casa de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni
su sierva, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna que sea de tu prójimo.
No debáis a nadie nada, salvo el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo ha cumplido
la ley. Porque los mandamientos —no cometerás adulterio, no cometerás homicidio, no robarás, no codiciarás, y cualquier
otro mandamiento— se resumen en esta sentencia: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal al prójimo;
así que el amor es el cumplimiento de la ley.
Sin embargo, grande ganancia es la piedad con contentamiento. Porque nada trajimos a este
mundo, y es evidente que nada podremos sacar. Así que, teniendo el sustento y con qué cubrirnos, estaremos contentos con esto.
Sean vuestras costumbres sin amor al dinero, contentos con lo que tenéis ahora; porque él
mismo ha dicho: Nunca te abandonaré ni jamás te desampararé. (ÉXODO 20:17; ROMANOS 13:8-10;
1 TIMOTEO 6:6-8; HEBREOS
13:5)
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