Escucha, o pueblo mío, mi ley; inclinad
vuestro oído a las palabras de mi boca.
Abriré mi boca en parábolas; evocaré las
cosas escondidas del pasado, las cuales hemos oído y entendido, porque nos las contaron nuestros padres.
No las encubriremos a sus hijos. A la
generación venidera contaremos las alabanzas de Jehová, y de su poder y de las maravillas que hizo.
Cuando impuso en Egipto sus señales y
sus maravillas en los campos de Tanis.
Convirtió en sangre sus canales; también
sus corrientes, para que no bebiesen.
Envió contra ellos enjambres de moscas
que los devoraban, y ranas que los infestaban. También entregó sus productos a la oruga, y el fruto de sus labores a la langosta.
Sus viñas destruyó con granizo y sus higuerales con aluvión.
Entregó los animales al granizo, y sus
ganados a los rayos.
Envió sobre ellos el furor de su ira,
enojo, indignación y angustia, como delegación de mensajeros destructores. Dio vía libre a su furor; no eximió sus almas de
la muerte; sus vidas entregó a la epidemia. Hirió a todos los primogénitos de Egipto, primicias del vigor de las tiendas de
Cam. (Salmo 78.14, 43-51)
Lea estos pasajes relacionados:
ÉXODO 7:15-10:29; DEUTERONOMIO 4:32-38;
1 SAMUEL 4:2-8; HECHOS 7:30-36
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