Como una ciudad cuya muralla ha sido derribada, es el hombre cuyo espíritu no tiene freno. (Proverbios
25.28)
Pero habla tú lo que está de acuerdo con
la sana doctrina; que los hombres mayores sean sobrios, serios y prudentes, sanos en la fe, en el amor y en la perseverancia.
Asimismo, que las mujeres mayores sean reverentes en conducta, no calumniadoras ni esclavas del mucho vino, maestras de lo
bueno, de manera que encaminen en la prudencia a las mujeres jóvenes: a que amen a sus maridos y a sus hijos, a que sean prudentes
y castas, a que sean buenas amas de casa, a que estén sujetas a sus propios maridos, para que la palabra de Dios no sea desacreditada.
Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean
prudentes. (Tito 2.1-6)
Y por esto mismo, poniendo todo empeño,
añadid a vuestra fe, virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, perseverancia;
a la perseverancia, devoción; a la devoción, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque cuando estas cosas están
en vosotros y abundan, no os dejarán estar ociosos ni estériles en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. (2 Pedro 1.5-8)
Lea estos pasajes relacionados:
PROVERBIOS 1:1-7; 23:23; 1 TESALONICENSES
5:5-10; 2 TIMOTEO 1:7; TITO 2:11-14; 1 PEDRO 4:7
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