Mi escudo está en Dios, quien salva a los de recto corazón. (Salmo 7.10)
Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
Por eso no temeremos aunque la tierra tiemble, aunque los montes se derrumben en el corazón
del mar, aunque sus aguas rujan y echen espuma, y se estremezcan los montes por su braveza. (Salmo 46.1-3)
¡Pueblos todos, aplaudid!
¡Aclamad a Dios con voz de júbilo!
Porque Jehová, el Altísimo, es temible, gran Rey sobre toda la tierra. (Salmo 47.1-2)
Bueno es alabar a Jehová, cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo.
Bueno es anunciar por la mañana tu misericordia y tu verdad en las noches, con el arpa de diez
cuerdas y la lira, con el tono suave del arpa.
Ciertamente me has alegrado, oh Jehová, con tus hechos, grito de gozo por las obras de tus manos.
¡Cuán grandes son tus obras, oh Jehová!
Muy profundos son tus pensamientos. (Salmo 92.1-5)
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