Porque Jehová vuestro Dios es Dios de
dioses y Señor de señores. Es Dios grande, poderoso y temible, que no hace distinción de personas ni acepta soborno. El hace
justicia al huérfano y a la viuda, y también ama al extranjero y le da pan y vestido. (Deut. 10.17-18)
Oh Jehová, Señor nuestro, ¡cuán grande
es tu nombre en toda la tierra! (Salmo 8.9)
Señor, tú has sido nuestro refugio de
generación en generación.
Antes que naciesen los montes y formases
la tierra y el mundo, desde la eternidad hasta la eternidad, tú eres Dios. (Salmo 90.1-2)
Que si confiesas con tu boca que Jesús
es el Señor, y si crees en tu corazón que Dios le levantó de entre los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree
para justicia, y con la boca se hace confesión para salvación. Porque la
Escritura dice: todo aquel que cree en
él no será avergonzado. Porque no hay distinción entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos es rico para con
todos los que le invocan. Porque todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo. (Romanos 10.9-13)
Por tanto, de la manera que habéis recibido
a Cristo Jesús el Señor, así andad en él, firmemente arraigados y sobreedificados en él, y confirmados por la fe, así como
habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias. (Colosenses 2.6-7)
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