Bienaventurados los que son perseguidos
por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando os vituperan y os persiguen,
y dicen toda clase de mal contra vosotros por mi causa, mintiendo.
Gozaos y alegraos, porque vuestra recompensa
es grande en los cielos; pues así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros. (Mt. 5.10-12)
Pero Jehová está conmigo como poderoso
adalid. Por eso los que me persiguen tropezarán y no prevalecerán. Serán avergonzados en gran manera, porque no prosperarán.
Tendrán perpetua afrenta, que jamás será olvidada. (Jeremías 20.11)
Porque esto es aceptable: si alguien soporta
aflicción y padece injustamente por tener conciencia de Dios. Porque, ¿qué de notable hay si, cuando cometéis pecado y sois
abofeteados, lo soportáis? Pero si lo soportáis cuando hacéis el bien y sois afligidos, esto sí es aceptable delante de Dios.
Pues para esto fuisteis llamados, porque también Cristo sufrió por vosotros, dejándoos ejemplo para que sigáis sus pisadas.
(1 P.2.19-21)
Por eso me complazco en las debilidades,
afrentas, necesidades, persecuciones y angustias por la causa de Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte. (2
Corintios 12.10)
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