Entonces respondió Job y dijo: ¿Hasta
cuándo angustiaréis mi alma y me trituraréis con palabras? Ya me habéis injuriado diez veces.
¿No os avergonzáis de haberme atacado?
Si en verdad he errado, conmigo permanecerá
mi error.
Pero si en realidad vosotros os jactáis
contra mí, y contra mí usáis mi oprobio como argumento, sabed, pues, que Dios me ha agraviado y me ha envuelto en su red.
He aquí, aunque grito: “¡Violencia!”,
no soy oído: doy voces, y no hay justicia.
Job continuó su discurso y dijo: ¡Vive
Dios, quien ha quitado mi derecho: y el Todopoderoso, que ha amargado mi alma, que mientras haya aliento en mí y el hálito
de Dios esté en mi nariz, mis labios no hablarán perversidad, ni mi lengua proferirá engaño!
¡Lejos esté de mí el daros la razón!
Hasta que muera, no renunciaré a mi integridad.
Me he aferrado a mi rectitud y no la cederé.
No me reprochará mi corazón mientras viva.
(JOB 19:1-7; 27:1-6)
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JOB 3; 6; 7; 9; 10 ;12-14; 16; 17; 19; 21; 23; 24; 26—31; SALMO 7; LUCAS 18:1-8
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