Entonces Jehová dijo a Abram: “Vete
de tu tierra, de tu parentela y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Yo haré de ti una gran nación. Te bendeciré
y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendigan, y a los que te maldigan maldeciré. Y en ti serán
benditas todas las familias de la tierra.”
Abram se fue, como Jehová le había dicho,
y Lot fue con él. Abram tenía 75 años cuando salió de Harán. Abram tomó a Sarai su mujer, a Lot su sobrino y todos los bienes
que habían acumulado y a las personas que habían adquirido en Harán; y partieron hacia la tierra de Canaán. Después llegaron
a la tierra de
Canaán, y Abram atravesó aquella tierra
hasta la encina de Moré, en las inmediaciones de Siquem. Los cananeos estaban entonces en la tierra. Y se apareció Jehová
a Abram y le dijo: “A tu descendencia daré esta tierra.” Y él edificó allí un altar a Jehová, quien se le había
aparecido. (Génesis
12:1-7)
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SALMO 67; HECHOS 7:2-5; HEBREOS 6:13-16; 11:8-10
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