Noé tenía 600 años cuando vino el diluvio
de aguas sobre la tierra. Noé entró en el arca, y con él sus hijos, su mujer y las mujeres de sus hijos, por causa de las
aguas del diluvio.
De los animales limpios y de los animales
no limpios, de las aves y de todo lo que se desplaza sobre la tierra, de dos en dos entraron en el arca con Noé, macho y hembra,
como Dios había mandado a Noé. Y sucedió que a los siete días vinieron sobre la tierra las aguas del diluvio.
El día 17 del mes segundo del año 600
de la vida de Noé, en este día fueron rotas todas las fuentes del gran océano y fueron abiertas las ventanas de los cielos.
El diluvio duró cuarenta días sobre la
tierra. Las aguas crecieron y levantaron el arca, y se elevó sobre la tierra. Las aguas crecieron y se incrementaron tanto
sobre la tierra que el arca flotaba sobre la superficie de las aguas. Las aguas subieron tanto sobre la tierra que las montañas
más altas debajo de todos los cielos fueron cubiertas. Así fue arrasado de la faz de la tierra todo ser viviente.
Fueron arrasados de la tierra desde el
hombre hasta el ganado, los reptiles y las aves del cielo. Sólo quedaron Noé y los que estaban con él en el arca. (Génesis 7:6-11, 17-19, 23)
Por la fe Noé, habiendo sido advertido
por revelación acerca de cosas que aún no habían sido vistas, movido por temor reverente, preparó el arca para la salvación
de su familia. Por la fe él condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que es según la fe. (Hebreos 11.7)
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SALMO 93; NAHÚM 1:1-8; MATEO 24:36-42; LUCAS 17:26-36;
2 PEDRO 2:4-9
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