Pero Jehová Dios llamó al hombre y le preguntó: ¿Dónde estás tú?
El respondió: Oí tu voz en el jardín y tuve miedo, porque estaba desnudo. Por eso me escondí.
Le preguntó Dios: ¿Quién te dijo que estabas desnudo? ¿Acaso has comido del árbol del que te mandé que no comieses?
El hombre respondió: La mujer que me diste por compañera, ella me dio del árbol, y yo comí.
Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Por qué has hecho esto?
La mujer dijo: La serpiente me engañó, y comí.
Entonces Jehová Dios dijo a la serpiente: Porque hiciste esto, serás maldita entre todos los
animales domésticos y entre todos los animales del campo. Te arrastrarás sobre tu vientre y comerás polvo todos los días de
tu vida. Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu descendencia y su descendencia; ésta te herirá en la cabeza, y
tú le herirás en el talón.
A la mujer dijo: Aumentaré mucho tu sufrimiento en el embarazo; con dolor darás a luz a los
hijos. Tu deseo te llevará a tu marido, y él se enseñoreará de ti. (Génesis 3.9-16)
Ahora pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús. (ROMANOS 8:1)
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DEUTERONOMIO 32:1-6; ROMANOS 3:9-18; APOCALIPSIS 12:9; 20:1-3, 7-15: 22:1-3
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