Entonces
dijo Dios: “Produzca la tierra seres vivientes según su especie: ganado, reptiles y animales de la tierra, según su
especie,” Y fue así. Hizo Dios los animales de la tierra según su especie, el ganado según su especie y los reptiles
de la tierra según su especie. Y vio Dios que esto era bueno. (Génesis 1.24-25)
No te reprocharé
con respecto a tus sacrificios, ni por tus holocaustos, que siempre están delante de mí. No tomaré toros de tu casa, ni machos
cabríos de tus rediles; porque míos son todos los animales del bosque, los millares del ganado en mis montes. Conozco todas
las aves de las alturas, y las criaturas del campo son mías. Si yo tuviese hambre, no te lo diría a ti, porque mío es el mundo
y su plenitud.
¿He de comer
la carne de los toros?
¿He de beber
la sangre de los machos cabríos?
¡Sacrifica
a Dios acciones de gracias!
¡Paga tus
votos al Altísimo!
Invócame
en el día de la angustia; yo te libraré, y tú me glorificarás. (Salmo 50.8-15)
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GÉNESIS
9:1-3;
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