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¡La historia de la

más grande

victoria del mundo!

 

            La historia de la resurrección es la historia de la victoria y de la fe. La victoria del Redentor y la fe de un pueblo que puso sus ojos en la Promesa. Y porque Dios preparó ese pueblo para que creyera y alimentó su fe, hoy nosotros tenemos la Gracia del Gran Favor de Dios.

                La historia de la resurrección se resume en dos palabras:

               

                ¡ÉL  VIVE!  ¡El  VIVE!   ¡EL  VIVE!

                Es la mejor noticia que el mundo escuchó.

               

Y la primera persona que recibió los beneficios de tal noticia y entró al cielo para decir: “Yo he sido redimido por Cristo” fue el ladrón que estaba colgado a su lado.

              

Cuando Jesús le dijo a los soldados romanos que llegaban para prenderle: “Yo soy”, los soldados cayeron al piso. Porque nadie le quitaba la vida, Él la ponía voluntariamente.

                Ni la tumba ni la muerte lo pudieron retener, no tenían poder sobre Él. Abraham está todavía en la tumba, David está todavía en la tumba, Mahoma está todavía en la tumba, pero la tumba de Jesús quedó vacía.

               

Jesús es el Campeón de la cruz, el Rey de reyes y el Señor de los señores, porque al tercer día se levantó de la muerte habiendo vencido a los tres poderes que gobernaban el planeta tierra: El mundo, el diablo, y el pecado.

               

La piedra que no podía ser removida, fue removida. Los sellos que no podían ser rotos, fueron destruidos. El cuerpo que no podía resucitar, se levantó de la muerte.

            

¡EL  VIVE! Y es el Cordero de Dios que “tiene las llaves de la muerte y del Hades” (Apocalipsis 1:18). Es el único que pudo decir: “Sobre este Roca edificaré mi Iglesia. TODO PODER me ha sido dado en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra… y he aquí os doy autoridad”.

               

Él es nuestro defensor y nuestro proveedor, y nada es imposible con Jesucristo.

Somos los hijos invencibles del Dios de los cielos.

               

La sangre de Cristo nos cubre, y hay ángeles delante y detrás de nosotros.

 

Nuestro destino es cuestión de elección personal: “el cielo o el infierno”, Jesús o el sistema sin Dios, la paz de Dios o la incertidumbre del mañana…

 

¡EL  VIVE!

 

Y puede cambiar los vientos de tormenta en un silbido apacible, las más negras tinieblas en luz resplandeciente y  transformar el peor día en

 

¡NUESTRO  MEJOR  DIA!

La elección es nuestra.

 

Bendiciones.

Escrito por Hermana Nilda Sasaroli

 

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