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Nunca Digas no Puedo 4
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NUNCA DIGAS NO PUEDO.  El gigante David y el pequeño Goliat.
 
La Biblia cuenta la historia de un joven llamado Davíd, quien asumió la responsabilidad que muchos no querían  asumir por la apariencia de las circunstancias. Muchas veces perdemos la oportunidad de obtener el máximo de nosotros mismos al ser conquistados por el temor al fracaso,  nunca vamos a obtener una verdadera victoria sin asumir nuestras responsabilidades  que pueden beneficiar y darnos la experiencia de la vida, la solidez de nuestro intelecto, el gozo de saber que no somos personas comunes que nos estancamos al encontrar obstáculos en nuestro  camino. Nunca se ha ganado una victoria sin antes haber peleado la guerra. Para obtener una victoria es necesario ponerse en linea de batalla.
 
La Biblia dice: Que los filisteos juntaron sus ejércitos para la guerra, y se congregaron en Soco que es de Judá, y acamparon entre Soco y Azeca, en Efes-damin. También Saúl y los hombres de Israel se juntaron, y acamparon en el valle de Ela, y se pusieron en orden de batalla contra los filisteos. (2 Samuel 17:1-2)
 
Tu desición determinará si muchos han de ser beneficiados o afectados, el ejército de Israel vino al encuentro del enemigo para hacer guerra, la desición había sido tomada.  El ejército estaba listo para la batalla hasta que se encontraron con un obstáculo sorpresa, de en medio del ejército enemigo había un gigante llamado Goliat, que al salir del campamento de los filisteos habló con palabras persuasivas que ganó la moral de todo el pueblo de Israel incluyendo a su govierno de tal forma que dice la Bibia que Saúl (rey de Israel) junto con todo el ejército se turbaron y tuvieron gran miedo.
 
Las palabras de aquel gigante sobrepasó la valentía de todo el ejército que anteriormente habia tomado la desición de salir a la guerra, toda una nación estaba en ese momento en peligro. Practicamente la guerra había sido ganada, la ciudad conquistada, sus habitantes derrotados y expuestos a ser prisioneros de guerra.
 
El temor a la acción,  a nuevos proyectos; muchas veces mantienen a graandes hombres alejados de una verdadera identidad y de la realidad a la que Dios les ha llamando a emprender, las innovaciones pueden aparentar como grandes gigantes y pueden estorbar que toda una nación pueda ser bendecida.
 
En el caso de Israel hubo solución, un joven llamado Davíd apareció en escena, un joven que la Biblia describe como pastor de ovejas, adorador del Dios viviente, con el corazón conforme al corazón de Dios. Este joven había sido enviado por su padre al campamento para entregar alimentos a sus hermanos. David oyó las palabras del filisteo. (1 Samuel 17:17-18).
 
Y se pusieron en orden de batalla Israel y los filisteos, ejército frente a ejercito, Entonces Davíd dejó su carga en mano del que guardaba el gabaje, y corrió al ejército; y cuando llegó, preguntó por sus hermanos, si estaban bien. Mientras él hablaba con ellos, he aquí aquel paladin que se ponía en medio de los dos campamentos, que se llamaba Goliat, el filiteo de Gat, salió de entre las filas de los filisteos y habló las mismas palabras, y las oyó Davíd. Y todos los varones de Israel que veían aquel hombre huían de su presencia, y tenían gran temor. (1 Samuel 17:21-24).
 
Si tú eres buen observador podrás ver que en aquella ciudad había terror, pánico, al ver aquel gran hombre provocando al ejército del Dios vivo. Cuando, la persona que dirige una nación siente miedo, siente miedo el ejército, siente miedo la nación entera. Entonces, esa nación; simbólicamente ya ha sido derrotada, y llevada cautiva por el enemigo. Su rey ha sido preso, su ejército, y la gente de la nación. La Biblia dice que el principe de este mundo (Satanás) ha cegado el entendimiento de los incrédulos para que no les rseplandesca el evangelio de Jesucristo.
 
¡PERO! que sucede cuando alguien dice: ¿Que harán al hombre que venciere a este filisteo, y quitare el oprovio de Israel? Porque ¿quien es este filisteo incircunciso, para que provoque al ejército del Dios viviente? La nación de Israel veía el tamaño de aquel hombre, físicamente hablando era un hombre invencible (tipo de un espíritu territorial al mando de un ejército de demonios), pero Davíd no se dejaba intimidar por el tamaño del gigante. La Biblia dice: Si Dios con nosotros, ¡quien contra nosotros! Es mas, la Palabra del Señor dice: Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. En otras palabras, nuestra fuerza, no viene de ninguna fuente interna, humana, sino de una fuente externa llamada Cristo, el Dios todo Poderoso Creador de los cielos y la tierra.

Davíd no vió el cuerpo de aquel gigante, sino la victoria através de Goliat, Davíd vió un avivamiento a traves de la derrota de aquel gigante. Lo unico que lo separa de la gloria y el exito era goliat. 
 
La Biblia dice que cuando Davíd venció al gigante Goliat el ejército de Israel se levantó y persiguió a los filisteos hasta Gat y Ecrón obteniedo así una tremenda victoria sobre su enemigo. (1 Samuel 17:48-54).
 
Una nación en avivamiento: Aconteció que cuando volvían ellos. Cuando Davíd volvió de matar al filisteo, salieron las mujeres de todas las ciudades de Israel cantando y danzando para recibir al rey Saúl, con panderos,  con canticos de alegría y con instrumentos de música. Y cantaban las mujeres que danzaban: Saúl mató a sus miles y Davíd a sus diez miles.
 
El avivamiento y la gloria llega cuando vences el temor y las circunstancias negativas de la vida.  La acción de Davíd produjo un tremendo avivamiento que lo convirtio en rey.  Tu deseo de hacer la diferencia en una nación, ciudad o pueblo pueden cambiar muchas cosas. Deseas cambiar tu ciudad, entonces no mires como mira la multitud, si Dios te ha dado una visión vé en pos de ella, que Dios respaldará tu fidelidad. Se fiel a la Palabra del Señor, fiel a tu llamado y nunca tengas temor a lo que aparentemente paresca un obstaculo insuperable. Todo tiene solución aunque hayan gigantes frente a tí, recuerda no es con espada, ni con ejército, es con su Santo Espíritu. No es con tu fuerza sino con la fuerza de Espíritu Santo que nos ha sido dado para que seamos testigos.
 
Que Dios te bendiga, y nunca digas no puedo.

Hno. Fredy Monterroza.