“Porque de cierto os digo que
cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo
que dice, lo que diga le será hecho.”
(San Marcos 11:23).
Nuestro
Dios es un Dios sobrenatural y cuando oramos debemos esperar soluciones sobrenaturales. No tenemos que mirar el problema con
nuestros ojos naturales sino con los ojos sobrenaturales de la fe.
Para
mover un monte
¡sólo se necesita
un minuto de fe!
No podemos caminar
de acuerdo a los sentimientos o a las emociones, porque si hemos aceptado a Jesucristo como Salvador, aunque no sintamos nada,
somos salvos. La fe no es sentir sino confiar en la Palabra de Dios.
La
fe declara:
¡Yo sé que Dios contesta las oraciones!
¡Y nada hay imposible para Dios!
Lo
que pensamos y hacemos debe ser el resultado de la fe, de nuestra firme confianza en Dios y en Sus promesas. Los cristianos
podemos vivir una vida sobrenatural “sin límites”, porque nuestro Dios no tiene límites. Todo lo que nos atrevamos
a creer, lo vamos a recibir porque “si creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.” Y debemos
liberar nuestra fe para recibir todo lo que necesitamos.
Puede
que algunos digan: “Yo no tengo fe”. Sin embargo, Romanos 12:3 dice que Dios repartió a cada uno “una medida
de fe.” Tenemos que comenzar a usar esa “medida de fe” y nuestra fe irá en aumento y crecerá hasta conquistar
grandes cosas.
Lo
que hace crecer la fe es la Palabra de Dios, pues “la fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios”
(Romanos 10:17). Tenemos que leerla y aplicarla a las circunstancias que enfrentamos usando la fe que poseemos. Porque la
Palabra de Dios es vida en sí misma.
¡Y la vida da vida!
Por eso es importante
que nuestra fe esté puesta en Dios. Jesucristo es relación, y es un Dios vivo. ¡Él no nos va a fallar! Fallar es contrario
a la naturaleza de Dios, puesto que la naturaleza de Dios es la fidelidad. Y así como un manzano no puede dar peras o naranjas,
porque sería contrario a su especie. Del mismo modo, Dios no puede fallar porque es contrario a su naturaleza.
Tenemos
que caminar por fe, día a día, paso a paso, declarando la Palabra de Dios y el problema irá decreciendo hasta desaparecer.
Y para caminar por fe, la Palabra de Dios tiene que penetrar en nuestra mente y renovarla, a fin de poder restaurar todo lo
nuestro.
· La fe ve el futuro.
La fe llega al trono de Dios, declara
la Palabra, y libera los milagros.
· La fe ve caer los montes de imposibilidad.
· La fe sabe que Dios es fiel y no va
a fallarnos.
Hay
distintas clases de fe:
1) La fe natural. Es la que usamos en
el mundo natural: Confiamos en el médico, en el Banco donde depositamos nuestro dinero, etc.
2) La fe pequeña. Es una fe que duda.
Es la que Jesús definió cuando dijo: “Hombres de poca fe” (San Mateo 14:31; 16:8; San Lucas 12:28).
3) La fe sobrenatural. Es la que cree
que Dios ha dispuesto todo para satisfacer todas sus necesidades.
Los montes caen declarando
la Palabra de Dios plenamente convencidos que lo que decimos “será hecho.”
No es la medida del monte lo que cuenta,
¡sino la fe simple en Dios!
Debemos leer la Biblia
y la fe irá en aumento y se fortalecerá hasta alcanzar grandes cosas. Los pasos son:
1) Proclamar la Palabra.
2) Hablarle al monte.
3) Pararse firme sobre la Palabra de
Dios.
4) Conquistar. “Ellos
le han vencido por medio de la sangre del Cordero”. La Sangre de Jesús nos hace vencedores.
Tenemos que creer que “todo lo que atamos en la
tierra es atado en el cielo, y todo lo que desatamos en la tierra es desatado en el cielo.” La Palabra de Dios tiene
más poder que todas las bombas atómicas juntas, y ese poder se activa cuando el cristiano la declara. Desde su casa, por medio
de la fe, el cristiano puede activar la verdad de Dios
¡En cualquier lugar del planeta tierra
y sobre cualquier circunstancia!
Este
es nuestro desafío frente a un mundo apoyado y sostenido por la autosuficiencia del hombre. Los cristianos podemos provocar
una verdadera revolución, y poner el mundo patas para arriba, si nos atrevemos a creer que:
¡Al que cree todo es posible,
porque nada hay imposible para Dios!
Y nos
decidimos a activar Su verdad hasta que los montes desaparezcan. Recuerde que:
No es la medida del monte lo que cuenta,
¡sino la fe simple en Dios!
Tenemos un Dios sobrenatural
y no importa lo que suceda,
¡Él no va a faltar a Su verdad!
Una
de las frases famosas de Martín Luther King, y hermosa por cierto, es la siguiente:
La grandeza de un hombre
no se debe medir
en los momentos de éxito,
sino en los momentos de lucha, de adversidad y conflictos,
porque.
¡Son los momentos en que mostramos
nuestra fe en Dios!
¡Dios
le bendiga y fortalezca su fe hasta alcanzar sus sueños, y los planes de Dios para la Iglesia y para el mundo entero! ¡Fuimos
diseñados para alabanza de Su gloria y tenemos que ser capaces de producir esa gloria en el mundo entero!
Nilda
E. Sassaroli
P.D.: Quiero agradecer a la Universidad Oral Roberts, porque estos pensamientos
fueron tomados de un mensaje emitido por ese ministerio.
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