La victoria del Dios vivo,
está dentro de cada uno de nosotros!
Oral Roberts dice, en uno de sus mensajes diarios, “la
adversidad no es otra cosa que resistencia. Por medio de nuestra actitud podemos transformar la adversidad en logros.
Sin la resistencia del agua, el barco no puede flotar.
Sin la resistencia del aire, el avión no puede volar.
Sin la resistencia de la gravedad, usted no puede caminar.”
La actitud es la manifestación anticipada de la verdadera
personalidad. Y puede ser nuestra mejor amiga o nuestra peor enemiga.
Una actitud superadora, de plena confianza en Dios, nos permite
acceder a la victoria. Tal actitud no depende de las circunstancias sino de nuestra relación personal con Jesucristo.
Dentro de cada uno de nosotros está la victoria del Dios
vivo. Y la actitud superadora del que conoce a Dios, lo capacita para vencer cualquier problema. La gente que conoce a
su Dios es fuerte y vence los obstáculos por difícil que parezcan.
En 1 Samuel 17, cuando Goliat se paró frente a los israelitas, la multitud lo miró y dijo: “¡Es tan grande
que nadie lo puede vencer!” Pero el joven David, un niño pastor, lo miró con una fe inquebrantable en Dios y dijo: “¡Es
tan grande que nadie le puede errar!”
La habilidad nos capacita para realizar cosas, la
motivación nos lleva a realizarlas, pero la actitud determina cuán bien llevaremos a cabo lo que Dios ha puesto
en nuestras manos.
La adversidad es realmente en una oportunidad para lo que
confían en Dios y poseen una actitud superadora.
José subió al pináculo más alto del éxito utilizando los
vientos de la adversidad. Llegó al trono de Egipto:
· Por
medio del pozo en el cual lo arrojaron sus hermanos.
· Por
medio de las ropas rotas en las manos de la esposa de Potifar.
· Y
por medio del servicio en una cárcel injusta.
¿Cómo lo logró? Con una actitud de plena confianza
en Dios y en Sus promesas.
Moisés apacentó ovejas, en el desierto, durante cuarenta
años, y había sido declarado enemigo de Egipto, antes que Dios lo enviara, de forma extraordinaria, delante del Faraón para
gritarle: “¡Deja ir a mi pueblo!” Todo está en la actitud, en cómo miramos la situación.
Dios usa
gente que ha sido probada y ha aprendido a enfrentar la adversidad con la actitud correcta: de plena confianza en Dios.
Los cristianos podemos cambiar:
· El
no puedo, por “todo lo puedo en Cristo” (Filipenses 4:13).
· Si
tengo suerte, por “soy una persona bendecida y me irá bien”.
· Si
pudiera, por “voy a poder porque tengo la gracia de Dios”.
· Eso
es imposible, por “al
que cree todo le es posible” (San Marcos 9:23).
· No estoy seguro, por “yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar
lo que me ha encomendado” (2 Timoteo 1:12).
Cuando enfrente
alguna adversidad recuerde a José, Moisés y David e imite su ejemplo. Transforme la adversidad en logros porque Dios bendice
la actitud superadora que produce la plena confianza en Su ilimitado poder.
Mantenga la fe en alto recordando que:
La victoria del
Dios vivo está dentro suyo,
y que su
actitud frente a la adversidad
determina su
éxito o su fracaso.
Las mejores bendiciones,
Nilda E. Sassaroli
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