Una
noche una mujer soñó que se paseaba por la playa con el Señor Jesucristo.
Pero
en los momentos mas difíciles de la vida ella observaba solo un par de huellas sobre
la arena y esto le hacia sentir intranquila y molesta.
Ella
le preguntó: "Señor, me dijiste que una vez que decidiera seguirte caminarías conmigo siempre, pero he notado que en los momentos
más difíciles de mi vida sólo veo mis huellas sobre la arena y cuando mas te necesito, tu me has dejado sola.
El
Señor le contestó: "Hija mía, te amo y nunca te he abandonado. En tus momentos de prueba y sufrimiento, las huellas que tu
miras sobre la arena, no son las tuyas, son las mías; porque cuando tu desmayaste, yo te llevé en mis brazos.
Querida,
en la vida hay muchas cosas que nos impiden alcanzar nuestro propósito, algunas de ellas son: trauma de nuestra adolescencia,
inseguridad, y muchas veces el complejo de inferioridad.
Esas
cosas hacen que muchas veces nos sintamos mal en la vida y nos hacen sentir que no valemos nada, pero sabes algo; tu vales
mucho, vales el sacrificio del Señor Jesús en la cruz del calvario. Dios te ama.
Tú,
yo y todo aquel que desee el amor de Dios, puede sentir esa paz en el corazón aun en medio de las peores tormentas de la vida.
Repite
esta pequeña oración: Señor Jesús quiero ser una mujer de propósitos definidos en la vida. Te entrego todas las áreas que
hasta hoy me han hecho sentir mal, que me han hecho sentir que la vida no vale nada, te entrego mis debilidades, te entrego
todo sentimiento de culpa y de inseguridad, quiero ser libre y tener paz en mi corazón. Te entrego toda mi vida, mi hijos,
mi familia, incluso te entrego la opinión que la gente tenga de mi, en el nombre de Jesús, amen.
Bendiciones.
Hno.
Fredy Monterroza.
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