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La naturaleza de la adoración
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Adoración (heb., shahah, inclinarse, postrarse; gr., proskyneo, postrarse,

Reverenciar).

 

“La perfección se logra con práctica”. En la actualidad hay que decir que es la práctica perfecta lo que hace lo perfecto. ¿Quiere Usted reflexionar en este antiguo refrán mientras la invito para que juntos exploraremos la naturaleza de la adoración?

El Salmo 95 exalta a Dios como la razón suprema para la adoración. Es una invitación al pueblo de Dios a cantar gozosamente alabanzas en su honor. La congregación es invitada a venir a su presencia con acción de gracias y confesión. El salmista sabe de la naturaleza de la adoración cuando pronuncia estas conocidas palabras:

Venid, adoremos y postrémonos, arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor. Porque él es nuestro Dios, nosotros el pueblo de su prado, y ovejas de su mano (Salmo 95:6, 7).

Salmo 95

1 Vengan, cantemos con júbilo al SEÑOR; aclamemos a la *roca de nuestra *salvación.

2 Lleguemos ante él con acción de gracias, aclamémoslo con cánticos.

3 Porque el SEÑOR es el gran Dios, el gran Rey sobre todos los dioses.

4 En sus manos están los abismos de la tierra; suyas son las cumbres de los montes.

5 Suyo es el mar, porque él lo hizo; con sus manos formó la tierra firme.

6 Vengan, postrémonos reverentes, doblemos la rodilla ante el SEÑOR nuestro Hacedor.

7 Porque él es nuestro Dios y nosotros somos el pueblo de su prado; ¡somos un rebaño bajo su cuidado!

 

¿Cómo podría uno describir la adoración? A pesar de ser altamente subjetiva, se la define de varias maneras. Pero se necesita un entendimiento fundamental de la naturaleza de la experiencia de adorar como base para desarrollar un conocimiento de la terminología relacionada con la adoración.

 

Cuando se rinde a Dios, la adoración implica un reconocimiento de las perfecciones divinas. Puede expresarse en forma de discurso directo, como en adoración, acción de gracias, o en servicio a Dios; puede ser privada o pública.

 

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